De joven, el ídolo de Alba Gómez es Juan Pérez. Tras una noche con Juan en estado ebrio, Alba termina con un certificado de matrimonio, a lo que Juan dice: “Yo ganaré el dinero, haré las tareas, lavaré los pañales y los biberones. Pero no me abandones nunca”.
Desde que Daniel Vargas salvó a Sara Torres por primera vez, no pudo olvidarla. Ella siguió su carrera en la ciudad, mientras él volvió a su pueblo. Poco después, Sara regresa tras una decepción amorosa y, por casualidad, alquila la casa de Daniel. Él entra con fuerza en su vida y con su ternura conquista su corazón. Pero Sara ignora que, desde el principio, todo fue parte del plan de Daniel.